El aeromodelismo es la actividad que consiste en construir, probar y volar pequeños modelos de aeronaves o aviones radiocontrol, también llamados maquetas. Normalmente, para que este deporte exista oficialmente, los aficionados al mismo se agrupan en clubes para fomentar la actividad y disfrutar juntos de ella. Los pilotos dirigen los aviones, que son objetos con alas impulsados con un motor y responden a órdenes por control remoto a través de ondas de radio. Uno de los elementos principales que los aficionados deben conseguir si quieren practicar la actividad es una buena radio, el aparato que emite ondas de frecuencia determinada y que se utiliza para controlar a distancia el avión, así como el receptor que va en el avión, que es el equipo electrónico que recibe las ondas emitidas por la radio y que permiten los diferentes movimientos.
Los clubes de aeromodelismo suelen contar con instalaciones propias a las afueras
de las ciudades o pueblos, ya que es una forma segura de que nadie sufra un
accidente o les usurpen el espacio aéreo. Las instalaciones suelen tener varias
pistas de aterrizaje y un hangar o cobertizo, donde los pilotos preparan sus
aviones para los vuelo, los guardan y los arreglan.
Cada socio es responsable de su avión, que puede ser tanto
prefabricado como incluido en un kit, o un modelo experimental del propio piloto.
En cuanto a los radiotransmisores, al ser aparatos altamente sensibles, siempre
se exige una gran calidad, que sean de marcas reconocidas y registradas, y queda
totalmente prohibido el uso de radios de fabricación casera. Eso sí, las frecuencias
de radio podrán ser utilizadas al gusto del consumidor, del tipo FM, AM o PCM.
Para no causar interferencias ni molestar a los compañeros, cada piloto cuando
quiere hacer volar su avión, deberá hacer constar su número de frecuencia al
encender el radiotransmisor.
Todas las maniobras de vuelo deben hacerse sobre las pistas
habilitadas para ello, evitando hacerlo sobre los hangares u otros pilotos que
estén volando sus aviones en ese momento. Además, existen otras medidas de seguridad
que se exigen en este deporte, tales como la revisión completa del aparato y
de los mandos antes de emprender el vuelo, tener siempre el avión con suficiente
combustible, emprender el vuelo en contra de la dirección del viento y evitar
el sol de frente, avisar a los otros pilotos cuando se va a efectuar el aterrizaje,
no sobrevolar las áreas donde se encuentran los espectadores y visitantes. Los
clubes suelen tener instructores que dan clases a los principiantes y les aconsejan
tanto en el manejo de los aparatos como en la compra de los mismos. Él será
quien determine qué piloto puede ejercer como tal en solitario tras tener la
destreza suficiente. Los cursos de vuelo se imparten en las mismas instalaciones,
y pueden ser para aviones o helicópteros.
El coste de las clases depende de las horas que se empleen,
pero el precio suele ser más alto en el caso de los helicópteros rc puesto que
su manejo es más complicado. Además, se ha de pagar una cantidad de matrícula
al acceder al club, más una cuota anual de mantenimiento. A estos efectos, el
aficionado puede elegir dos modalidades normalmente: la A, en la que podrá usar
las instalaciones cualquier día y a cualquier hora, y la B, en la que el uso
está restringido a ciertos días, como puede ser de lunes a viernes o fines de
semana.